En sus nueve años de Pontificado, Francisco ha pronunciado palabras muy claras sobre la defensa de la vida por nacer que, según él, está ligada a la defensa de cualquier derecho humano. La vida, observa, debe defenderse siempre: la de los no nacidos, así como la de los ancianos y los enfermos o la de quienes corren el riesgo de morir de hambre o en el trabajo o en los barcos de emigrantes