Si el grano de trigo no muere, él sólo quedará… y entonces no germinará.
No desplegará su tallo a otro sol acariciante…
No habrá espiga dorada…no habrá apostolado fecundo… no habrá cosechas de almas que son la bendición de Dios y una gloria para Él.
Vas a dar fruto… pero antes has de morir, granito de trigo.
Sin pasar por este trance doloroso no darás fruto…
Has de morir a ti, has de morir a todo… a tus actividades… a tu ideal de
conquista… a tus anhelos de apóstol…
Muere… no te quedes solo… sigue las huellas de tu maestro… muere y fructifica…
Josefina Ramos González H.M.I.G. 1965.