Empecé a examinar los diferentes estados en que vive el hombre, y mis propias inclinaciones; y este examen dio por resultado que la vida eclesiástica era la más segura para mí.
La vocación sólo encuentra su explicación en el amor.
¡Dios mío, llámame al estado en que Tú quieres que yo te sirva!
…Y el Señor lo condujo por sus caminos.
…me hizo conocer claramente que su divina voluntad era que yo le sirviera en el estado del sacerdocio.
…a este estado me ha guiado el deseo de salvar mi alma, morir tranquilo y contribuir a la gloria de Dios trabajando en la salvación de las almas y en la educación de la juventud.
… al abrazar este estado santo y sublime me consuela el deseo que tengo de servir a Dios lo mejor que pueda; y me anima la esperanza de que el Señor me ayudará y protegerá.
Madre mía Santísima, en tus purísimas manos me pongo, para que me hagas fiel imitador de tu pureza y humildad.
SEE, III-A Ej. Esp., Vol. 1, 1863, p. 18.
El 11 de junio de 1865 se ordena sacerdote, en Tívoli, Italia.