Fundador

La realidad del Venerable P. Plancarte como Fundador de religiosas se encuadra en su condición de sacerdote diocesano. Dice así en su diario (1875), cuando era todavía párroco de Jacona:

«El Ilmo. Sr. Peña (obispo de Zamora) … convino conmigo en la necesidad de fundar una congregación adecuada a nuestras necesidades, en la cual me puse a trabajar desde luego autorizado por él».

Para ello, tuvo que estudiar diversas reglas religiosas, que le abrieron más el horizonte a la vida consagrada. Aprovechó un viaje a Roma (para acompañar a sus estudiantes enviados al Pío Latino) y una prolongación del mismo viaje a Tierra Santa (1877), para redactar el texto del reglamento, que siempre traía consigo y que colocaba encima del altar cuando celebraba la eucaristía. El Papa Pío IX le alentó a este cometido. El Sr. Don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, daría el visto bueno al texto.

En abril de 1879, el nuevo obispo de Zamora, Sr. José María Cázares aprobó el Reglamento y erigió en su Diócesis canónicamente la Congregación que fue fundada el 2 de febrero de 1878.

Confío, en el Dios de la misericordia, que no obstante, mi indignidad, México ha de recibir por mi conducto santos y santas hijas que lo regeneren y sean fieles guardianes de la santa religión que nos legaron nuestros padres.

Cartas a sus Congregantes pág. 145

En abril de 1879, el nuevo obispo de Zamora, Sr. José María Cázares aprobó el Reglamento y erigió en su Diócesis canónicamente la Congregación que fue fundada el 2 de febrero de 1878.

Confío, en el Dios de la misericordia, que no obstante, mi indignidad, México ha de recibir por mi conducto santos y santas hijas que lo regeneren y sean fieles guardianes de la santa religión que nos legaron nuestros padres.

Cartas a sus Congregantes pág. 145

En esa obra he buscado sin descanso su santificación, la mayor gloria de Dios y el bien del prójimo. 
Cartas a sus Congregantes pág. 64

Sólo muerto abandonaré la Congregación y por ella haré gustoso hasta el sacrificio de mi vida.
Cartas a sus Congregantes pág. 70

¿Qué le diremos al Padre Santo? Que no se fije en nuestra inutilidad, sino en nuestra buena voluntad. Lo único que nos valdrá será la necesidad que tiene México de una obra como la que deseamos, y la fuerza de nuestras intenciones…

Cartas a sus Congregantes p. 21.

Yo soy muy indigno de capitanear semejante empresa, pero el Señor es muy misericordioso, y muy grandes son las necesidades de nuestra pobre juventud y desgraciada patria, lo cual basta para suplir lo que me falta, pues Dios atiende a las necesidades y no a las personas…

Cartas a sus Congregantes p. 44.

Ser religiosa no es tan fácil como parece, pues se necesita dejar la voluntad propia y abrazar la ajena, pronta, entera y voluntariamente. Fuera de esto no hay sino puras ilusiones. Que Dios le conceda constancia en el camino de la perfección.

Cartas a sus Congregantes p.103.

Toda obra que subsiste, es porque la anima un espíritu, la alienta una llama, la sostiene un ideal; el ideal, el sueño de Plancarte: ¡Mil años de vida no me bastarían para cuanto deseo! pero Uds. sí bastarán, pues no morirán, sino que vivirán en sus sucesoras.

Cartas a sus Congregantes p.68.

¡Formar a las Hijas de María Inmaculada, darles verdaderas Madres a los huérfanos, Maestras a los ignorantes, Consoladoras a los afligidos, Asistentes a los enfermos!

Cartas a sus Congregantes p. 229

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