Además, en medio de todas sus ocupaciones, les procuró una formación integral, constante, dándoles ejercicios espirituales y cuidando su crecimiento espiritual.
Su ser de formador lo acompaño siempre con su testimonio de vida proyectando su amor a Cristo y su celo apostólico, así como una profunda vida espiritual y de virtud,
Dichoso yo si tampoco olvido las grandes hazañas de aquellos que Dios puso bajo mi tutela y para servirles de guía en la virtud.
EE.ID Vol. 4 Tomo VII -2, p.157