Desde la Eucaristía encuentra la luz y fuerza para volcarse en infinidad de obras de misericordia.
Sacerdote de Cristo, se ofreció así mismo a Dios, como su Jesús, para salvar, para extender el Reino como víctima de
expiación para dar gloria a Dios.
Tan sólo estos rasgos vividos 33 años en el ejercicio de su sacerdocio ministerial, ya nos hablan de un sacerdote enamorado de Jesucristo, de un corazón misionero y eucarístico.
SCE V.II. P. 31