La moción de ley apoyada por la iglesia católica y las diferentes confesiones religiosas en Chile superó el número de apoyos necesarios para su discusión en la Convención Constitucional encargada de la redacción de la nueva Carta Magna. La libertad de conciencia y de religión y de su ejercicio, así como su derecho a la plena autonomía y desarrollo de sus fines, son algunas de las disposiciones propuestas.