En el día de la fiesta, el 28 de julio, la Penitenciaría Apostólica concede el beneficio a los representantes de la tercera edad y a los fieles “que, movidos por un verdadero espíritu de penitencia y de caridad” participarán en los diversos oficios, en todo el mundo, y también a los mayores enfermos, a sus cuidadores y a quienes, no pudiendo salir de casa, “se unirán espiritualmente a los sagrados servicios”, con la intención de cumplir cuanto antes las condiciones habituales.