De Leópolis a Czestochowa, el camino emprendido por el párroco de Donnici para no permanecer indiferente al grito de dolor de la humanidad y acercarse a los que sufren los horrores de la guerra. Una experiencia de convivencia en la que Don Santo reconoce haber «recibido más que dado», respondiendo al llamamiento lanzado por el Papa Francisco de «no olvidar al atormentado pueblo ucraniano»