La Academia Pontificia de las Ciencias publica una larga declaración sobre la prevención de la guerra nuclear, enumerando los riesgos que ésta conllevaría para toda la humanidad. Nueve puntos de acción y cuatro llamamientos a los dirigentes nacionales y religiosos, a los científicos y a los hombres y mujeres de todo el mundo: «la ciencia ayuda a vivir en paz, detengan la perversión de sus logros».