En su encíclica sobre la fraternidad y la amistad social, el Papa Francisco subraya que «la paz real y duradera sólo es posible ‘desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana'». Palabras que se entrelazan especialmente con este tiempo, azotado por la guerra.