Francisco intervino en los Estados Generales de la Natalidad y contradijo las teorías según las cuales el nacimiento de niños es un factor de desequilibrio: «La vida es un don, no un problema. Sí lo es el materialismo y el consumismo ciego y desenfrenado, que es un virus maligno». El Pontífice citó los datos de un demógrafo: «Las armas y los anticonceptivos invierten con más ingresos: uno mata la vida, el otro la impide». Pide a los gobiernos un mayor compromiso: frenar la hemorragia de vida