Tras la oración mariana en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, Francisco volvió a dirigir su pensamiento a la «martirizada Ucrania», reafirmando que la paz y el desarme son posibles. Pensando en las palabras del Ángel a María, recordó que todo es posible con Dios, pero que se necesita la buena voluntad de los hombres