El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas reitera el peligro que suponen los conflictos y la violencia y señala la necesidad de tomar otras vías para la desescalada. Alarma por la carrera armamentística, con la vista puesta en la energía nuclear, que «conlleva enormes inversiones que estarían mejor empleadas en programas de desarrollo socioeconómico y de prevención de conflictos».