Este es el título del comunicado de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, COMECE, para congratularse por la disposición de la Comisión Europea de retirar las directrices internas sobre comunicación inclusiva, en el que desaconsejaba al personal de usar palabras «navideñas», «nombres cristianos» o a nombres típicos de una religión.