Ser religiosa no es tan fácil como parece, pues se necesita dejar la voluntad propia y abrazar la ajena, pronta, entera y voluntariamente. Fuera de esto no hay sino puras ilusiones. Que Dios le conceda constancia en el camino de la perfección.
Cartas a sus Congregantes p.103.
Toda obra que subsiste, es porque la anima un espíritu, la alienta una llama, la sostiene un ideal; el ideal, el sueño de Plancarte: ¡Mil años de vida no me bastarían para cuanto deseo! pero Uds. sí bastarán, pues no morirán, sino que vivirán en sus sucesoras.
Cartas a sus Congregantes p.68.