Un escenario de belleza natural enmarcó las casi doce horas que Francisco pasó en Córcega, destino de su 47º viaje apostólico. Hubo una gran acogida por parte de la población, que salió a la calle o se asomó a los balcones para agitar pancartas y gritar «¡Vivu Papa!». Entre los diversos compromisos, dos paradas «fuera de programa» del Pontífice, una en el baptisterio de Saint Jean y la otra para rendir homenaje a la Madunnuccia, patrona de la isla. El saludo a la mujer más anciana de la ciudad,