Al recibir en audiencia al Consejo Primacial de la Confederación de los canónigos regulares de San Agustín, el Papa Francisco recordó que consagrarse a Dios significa hacer del Evangelio regla de vida, amar a Cristo y a la Iglesia que es su cuerpo. Pero también adaptándose a las circunstancias del tiempo, los lugares y las culturas. Y afirmó que las congregaciones no deben aislarse, sino vivir el presente abriéndose al futuro