En su mensaje de Pascua, los líderes religiosos de Jerusalén escriben sobre las difíciles pruebas que se ven obligados a soportar los fieles y la «escalada de violencia» que afecta a personas y lugares de culto. La petición a los responsables gubernamentales es que garanticen «la seguridad, el acceso y la libertad religiosa de la comunidad cristiana residente y de los millones de peregrinos cristianos» y el Status Quo religioso