Al final de la audiencia general, el Papa estigmatiza la «masacre» en la ciudad ucraniana, a pocos kilómetros de Kiev, desde donde se han difundido fotografías e informaciones sobre cadáveres de civiles en las calles. El Pontífice reitera el llamamiento a «silenciar las armas». Después muestra una banderas venida de Bucha y acoge en el palco del Aula Pablo VI a un grupo de niños llegados ayer de Ucrania: «Es duro el desarraigo de la propia tierra»