En un mundo devastado por los conflictos, en el que todavía se abusa demasiado a menudo de la religión para justificar actos de violencia, el firme llamamiento de Francisco en la audiencia con los representantes del país asiático: Tenemos el deber de promover una cultura diferente basada en el perdón y la no violencia, como enseñaron los maestros de las respectivas confesiones, Jesús y Buda. La paz es el anhelo de la humanidad