El último acto de la visita a Córcega fue la conversación a puerta cerrada en una sala privada del aeropuerto de Ajaccio entre el Pontífice y el Presidente francés. Intercambiando regalos y bromas, Francisco invitó al Jefe del Estado a leer el pasaje de la exhortación apostólica «Gaudete et Exsultate» que recuerda la enseñanza de Santo Tomás Moro de no perder nunca el buen humor.