El Santo Padre presidió la celebración de las segundas vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la solemnidad de la conversión del apóstol San Pablo, marcando el cierre de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. En su homilía, se refirió al 1700 aniversario del concilio de Nicea como una llamada a perseverar en el camino hacia la unidad y un compromiso a testimoniar la creciente comunión entre las diferentes Iglesias.