Al final de la audiencia general, el Papa reiteró su llamamiento por los territorios que sufren conflictos, dirigiendo un pensamiento especial por «los desplazados de Palestina». Asimismo, alentó a rezar por los sacerdotes y religiosos que ejercen su ministerio en Ucrania, Oriente Medio y RD Congo: su presencia «es la prueba de que Dios se acuerda de ellos».