Francisco celebra en la basílica vaticana la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma, durante la cual impone el palio a 42 arzobispos metropolitanos nombrados en el último año: «Que sean pastores celosos que abran las puertas del Evangelio». El Pontífice señala el ejemplo de los dos Apóstoles y su celo evangelizador «encendido» por el encuentro con Dios: «No a una religiosidad intimista y consoladora como nos presentan algunos movimientos, una espiritualidad de salón».