Al término de la audiencia general, el Santo Padre dirigió una vez más su pensamiento al país del este europeo, duramente afectado por la guerra en curso. Y relató las “monstruosidades” de la guerra que le describió por teléfono su limosnero apostólico, el cardenal Krajewski, en misión en en Ucrania por la cuarta vez para llevar la ayuda y la cercanía de la Iglesia